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La cerámica conserva una relación atávica con el mundo natural. La obra de esta artista bogotana es resultado de una sucesión de etapas juiciosas que comparten algo de la complejidad de los procesos mediante los cuales la naturaleza toma forma. Los materiales que se encuentran en su taller provienen de nuestro suelo. Tras una paciente manipulación, se les somete al efecto del fuego.

Patricia Chica es una acuciosa observadora del microcosmos natural. Las obras que se aprecian en este espacio son resultado de la permanente búsqueda de la belleza de ese universo, de sus detalles desapercibidos, sus texturas, sus formas, ritmos y estructuras.

Cada una de las creaciones de Chica es un enunciado sobrio a pesar de la complejidad inherente a su oficio. Algunas de ellas dan la sensación de ser dobleces en papel. Otras parecen detalles de un rocoso paisaje submarino, o recuerdan la vegetación de los alrededores bogotanos. Pero todas hacen parte de lo que para la artista es un homenaje a la vida.

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